La Habana, 31 mar (Prensa Latina) Las desigualdades en América Latina y el Caribe, acentuadas por la pandemia de Covid-19, condenan a las jóvenes y grupos vulnerables a perpetuar la pobreza y ser víctimas de violencia de género, señalaron hoy en Cuba.
La doctora en Ciencias Sociológicas María Isabel Domínguez, al presentar el informe regional «Danzar en las brumas. Género y juventudes en entornos desiguales», refirió que las inequidades también influyen en fenómenos como la migración.
Las nuevas generaciones tienen el doble del nivel de desempleo que la población en general, menor acceso a la salud y menos confianza en las instituciones, precisa la indagación del Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales.
La especialista explicó que la brecha de género en el tiempo dedicado al cuidado se mantiene, en lo cual las mujeres tienen sobrecarga de este tipo de trabajo y resultan las de menor nivel socioeconómico las más perjudicadas con esta forma de violencia estructural.
La cantidad de horas semanales de las muchachas para esa actividad difiere con respecto a sus pares varones según los contextos: en Colombia son 30, en Cuba 15 y en Uruguay 16, detalló la investigadora.
Precisó que la pandemia dejó a cerca de 114 millones de alumnos sin escolarización presencial en la región, lo cual provocó el aumento de la desvinculación y desencadenó nuevos procesos de exclusión educativa.
«La educación sigue siendo una buena inversión para mejorar las oportunidades en el mercado de trabajo; en Brasil, Argentina, Colombia y México la precariedad laboral disminuye de manera importante entre las mujeres con mayor nivel educativo», acotó.
A manera de recomendación, la experta comentó la importancia de que las nuevas generaciones participen e incidan de manera activa en el diseño e implementación de políticas.
El informe cuenta con ocho capítulos sobre migraciones, salud mental, embarazo adolescente, cambio climático, trabajos de cuidado, brecha digital, precarización laboral y trayectorias educativas.
Subraya que la desigualdad va más allá de los ingresos monetarios, pues también está dada por cuestiones relacionadas con el género, lo racial, el acceso a bienes y servicios públicos, la pertenencia a una población indígena y la orientación sexual.
Concluye que en América Latina y el Caribe, las inequidades sociales constituyen obstáculos para que las jóvenes ejerzan sus derechos de manera plena, por ello pide un mayor compromiso de todos los actores, especialmente los estados, y de adecuadas políticas públicas para disminuir las brechas.
La presentación del estudio fue como parte del Congreso Internacional de Investigadores sobre Infancias, Adolescencias y Juventudes, que concluye hoy en La Habana luego de tres jornadas dedicadas a reflexionar sobre la etapa posCovid-19, el activismo, equidad y la justicia social.